6.4 EVALUACIÓNDELPLANYMODIFICACIÓNDESUSCONTENIDOS

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Una vez que las estrategias hayan sido acordadas para trabajar en las distintas intervenciones, tendremos que evaluar su adecuación o no, midiendo por una parte aspectos más directos como el incremento de las habilidades alternativas y la disminución de la ocurrencia de la conducta desafiante; así como valorar aspectos más generales relacionados con las estrategias que influyen en el estilo de vida, como podría ser una mayor participación social con iguales, mayor capacidad de elección, aumento de la satisfacción en las actividades realizadas, aumento en el tiempo dedicado al juego, etc. Estas tres variables son las que tendremos en cuenta para evaluar el éxito o no de la intervención, siendo necesario que las tres se hayan visto modificadas, ya que el éxito exclusivo del incremento de las habilidades alternativas será insuficiente si no se ven reducidas las conductas desafiantes y su calidad de vida no es mayor.

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Determinar el éxito basándonos en resultados concretos nos hace tener un compromiso con la evaluación, con la aceptación de que puede ser necesario que tengamos que hacer modificaciones en nuestro plan de intervención, cambiando o incluyendo nuevas estrategias.

La evaluación mejora la calidad de nuestra intervención porque la hace más eficaz y eficiente, nos enseña y ayuda a comprender a la persona y el entorno en el que vive.

Los objetivos fundamentales en esta fase de seguimiento y evaluación son:

► Comprobar el aumento de frecuencia de la conducta alternativa y disminución de la conducta problema.

► Evaluar mejoras en la calidad de vida del menor.

► Proponer modificaciones al plan de apoyo.

No conseguir los objetivos esperados puede deberse a una inadecuada evaluación funcional de la conducta, que nos haya hecho pasar desapercibidos algunos aspectos necesarios para entender la conducta desafiante y que necesiten ser trabajados para el éxito global de la intervención. Identificados esos aspectos que han pasado desapercibidos en un primer momento, podremos hacer las modificaciones necesarias en el plan de intervención, en ningún momento deberemos tomarlo como un fracaso.

El mejor método para recoger la información en la evaluación será aquel nos proporcione la mejor información sin interferir en las actividades que desarrolla el menor en el ambiente natural.

A modo de resumen y para finalizar el tema: ante problemas de conducta, profesionales y familia en equipo deben comprender la función que esa conducta tiene para el menor. A través del análisis funcional recabaremos la información necesaria para comprender más sobre esa conducta, teniendo en cuenta las peculiaridades cognitivas y las necesidades de adaptación del niño o la niña con TEA, así como sus preferencias y gustos. Diseñaremos un plan de intervención donde se recojan estrategias para evitar esa conducta, estrategias para generar y favorecer que se pongan en marcha habilidades alternativas, estrategias que intervengan en las consecuencias, así como en el estilo de vida del menor. Haciendo un seguimiento exhaustivo del plan, observando si se consiguen los objetivos de la intervención, realizaremos las modificaciones necesarias para adaptar los apoyos al niño o niña, así como el momento de su ciclo vital. Recordemos que el objetivo final no es otro que la mejora de su calidad de vida.

6.6 ALGUNOS EJEMPLOS DE RECURSOS PARA APOYAR EL ACP

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