CUENTO 1º

CUENTO 1º

EL SOL Y EL VIENTO

– Aspectos pedagógicos: Proporcionar un elemento de reflexión. Con- seguir que descubran que la agresividad, la violencia y la imposición no son útiles, ni facilitan la convivencia. Plantearse actitudes dialogantes ante cualquier discrepancia.

Desarrollo del cuento:

«En el tiempo en que los elementos de la naturaleza hablaban, ocurrió que el sol y el viento comenzaron a discutir sobre cuál de los dos era el más fuerte.

La discusión fue larga y dura, puesto que uno y otro estaban convencidos de su propia fuerza.

En éstas estaban y no se vislumbraba solución, cuando vieron a un hombre que pasaba por allí, acordaron que probarían con él sus fuerzas.

Devonn 

-«Ahora vas a ver –dijo el viento- cómo le lanzo con toda mi fuerza sobre él y le quito el abrigo.»

Dicho esto, el viento comenzó a soplar y a soplar con todas sus fuerzas. Pero el hombre más se abrigaba cuanto más fuerte soplaba el viento y lo maldecía sin dejar de caminar.

Entonces el viento colérico, descargó lluvia sobre el hombre, y nada; luego descargó una fuerte nevada, pero el hombre cada vez se acurrucaba y se abrigaba más y más, hasta que el viento se dio cuenta de que no podía quitarle el abrigo de ninguna manera.

—»Ahora me toca a mí» —dijo el sol.

Y sonriendo entre dos nubes comenzó a brillar con todas sus fuerzas, prodigando calor sobre la tierra y calentando de tal manera el ambiente que el viajero empezó a sudar. Entonces, se desabrochó el abrigo y viendo que seguía sudando se lo quitó.

-«Ya lo ves –dijo el sol al viento-. Ha ganado mi fuerza suave a tu fuerza violenta. «»

Orientación didáctica:

Hacer pequeños grupos de discusión para sacar las propias conclusiones del cuento y luego exponerlas en el gran grupo.

Aplicar un Philips 66.

Por grupos representar gráficamente el cuento: cómic, anuncio, mural, puzzle …

Representarla en forma de títeres.

CUENTO 2º

EL PEQUEÑO PEZ

– Aspectos pedagógicos: Facilitar la reflexión personal y en grupo. Descubrir el mensaje de la narración. Aprender a preguntar y a escuchar a los demás. Llegar a la conclusión de que tenemos cosas que valen, en nosotros mismos, estamos inmersos en ellas y no tenemos que buscar cosas exóticas ni raras para ser felices.

Yaestudio

Desarrollo del cuento:

«He aquí que en el fondo del mar había un pequeño pez muy inquieto y preocupado por saber. Quería encontrar al pez más sabio del mar para poder hacerle una pregunta.

Un buen día se topó con él, de improviso.

-«Usted perdone -le dijo sin más- usted es el más viejo y el que tiene más experiencia y seguro que podrá ayudaría. Dígame, usted que es sabio, dónde puedo encontrar <eso> que llaman todos Océano. Lo estoy buscando por todas partes y no lo encuentro.»

-«El Océano –contestó el viejo pez- es donde tú estás ahora mismo y donde tú estarás dentro de poco o a donde vayas.»

-«¿Eso? ¿Eso es el Océano?, pero… ¡si no es más que agua! Lo que yo busco es el Océano», contestó el pez decepcionado, mientras continuaba nadando a buscar y rebuscar por otros derroteros el Océano.»

Orientación didáctica:

Reflexionar en pequeños grupos, descubrir el mensaje y discutirlo en la puesta en común.

Buscar situaciones reales en las que nos comportamos como el pequeño pez.

Comparar las actitudes de los dos personajes y ver sus posiciones negativas y positivas.

Representar el diálogo con marionetas.

Hacer un collage.

Continuar la narración hasta hallar un final por grupos y después cotejar los resultados.

CUENTO 3º

EL INVISIBLE TONE

-Aspectos pedagógicos: Objetivos: Tomar conciencia de que deben afrontar los estudios, la escuela y la disciplina con gusto. Esconderse no es la solución.

Descubrir que el hacer gamberradas a los demás es una diversión que dura poco, pues acaba en soledad.

Desarrollo del cuento:

«Había una vez un chico llamado Tonet que siempre iba a la escuela sin haber estudiado ni haber terminado sus tareas.

-«¡Ah! -se decía aquel día, mientras iba a la escuela­. Si fuera invisible no tendría que estudiar ni trabajar.»

Llegó a la escuela el último, se sentó en silencio y cerró los ojos esperando la regañina del maestro.

Nadie dijo nada. Al poco tiempo el maestro dijo:

-«Qué lástima, hoy no ha venido Tonet, esperemos que no sea grave su enfermedad.»

Tonet comprendió entonces que su deseo se había cumplido: ¡Por fin era invisible!

De tanta alegría dio un salto y fue a parar a la papelera. Se levantó y comenzó a deambular por la clase, divirtiéndose mucho: tirando del pelo a un compañero, a otro le quitaba el lápiz, haciendo cosquillas a las chicas, escondía papeles al maestro… ¡Qué jaleo se armó! ¡Qué discusiones más interminables, se culpaban mutuamente de las diabluras de Tonet al que no veían!

Cuando Tonet se cansó de este juego se fue de la escuela, se subió a un autobús y se coló sin billete, puesto que el cobrador no podía verle. Había un asiento libre y se sentó. En la parada siguiente subió una señora con una cesta y se sentó encima de las rodillas de Tonet que estuvo a punto de ahogarse.

Cuando la señora vio que se mantenía sentada a un palmo del asiento y que era móvil, gritó:

-«Este autobús está embrujado, estoy sentada en el aire…” Comenzaron a discutir todos los pasajeros sobre aquel hecho y decidieron presentar una queja oficial contra los transportes públicos.

Tonet se bajó dejando el follón del autobús. Tenía hambre y entró en una pastelería, cogía, a manos llenas, toda clase de pasteles. La dependienta que veía cómo desaparecían los pasteles, acusó a un señor que compraba caramelos y se inició una buena pelea, que si yo no soy, que si usted es el único ladrón… Cuando la cosa se puso fea porque vino un guardia a ver qué pasaba, Tonet se escabulló y volvió a la escuela. Quería hablar con sus amigos y explicarles lo mucho que se había divertido.

Verlos, ya los vio, ya, cómo se reían y empujaban pero… por más que les hablaba no le oían. Les tocaba, tiraba de los pelos a su amigo y ni caso, jugaban entre ellos y no le veían.

Cuando volvió a casa. Su madre estaba en el balcón esperándole como siempre.

-«¡Mamá, mamá, hola!» -saludó como de costumbre, pero su madre no le vio.

Una vez en casa oyó cómo su padre decía:

-«A saber dónde habrá ido que tarda tanto. Estará con los amigos y no se acuerda de volver.»

-«¡¡Pero si estoy aquí!!» -gritaba Tonet.

Sus padres empezaron a llamar por teléfono a vecinos y amigos para saber qué le habría ocurrido a Tonet.

Impotente, Tonet salió a la calle llorando y se fue al parque donde jugaba con sus padres cuando era pequeño.

-«No quiero ser invisible nunca más –se lamentaba angustiado-. Quiero que mi padre me castigue, que mi madre me riña, que el maestro me pida los trabajos y me pregunte cada día. ¡Quiero jugar con mis amigos! ¡Qué triste es ser invisible! ¡Estás solo, muy solo!»

-«¿Por qué lloras?» -le preguntó un viejecito, que estaba sentado junto a él en el banco, tomando el sol.

-«Pero… ¿es que usted me ve?» -dijo Tonet perplejo.

-«Claro que te veo. Cada día cuando vas y vuelves de la escuela.» -«Pues yo no lo he visto nunca a usted.»

-«Ya lo sé. Nadie se fija en mí, soy viejo y estoy solo, y ningún chiquillo me ve, soy invisible para vosotros.»

-«¡Tonet! -gritó la madre desde el balcón-. Sube inmediatamente y no pongas más furioso a tu padre.»

-«Ya voy» -dijo Tonet contento.

-«¿No te da miedo el castigo que te mereces?» -le dijo el viejo. Tonet abrazó al viejecito y le dio un par de besos muy fuertes, diciéndole:

-«Usted me ha salvado.»

-«¡Caramba!, qué exageración» –dijo el viejecitos».

Orientación didáctica:

Explicado el cuento por grupos, hacer una puesta en común de la actitud de Tonet.

Completar el cuento haciendo vivir a Tonet otras situaciones antes del desenlace final (después de la pastelería se va al cine, o al fútbol, o … ).

Otra posibilidad sería que escribieran ellos su propio cuento como grupo que se ha convertido en invisible.

Esta última actividad actuará de catarsis para el grupo al permitir explicar a los demás todas las «gamberradas» posibles y al tutor le será útil como observación.

CUENTO 4°

LA GUERRA DE LAS CAMPANAS

– Aspectos pedagógicos: Ver el contrasentido de las guerras. Descubrir la agresividad que hay entre nosotros, en nuestra escuela, en nuestra sociedad, en la televisión. Valorar los momentos de paz, alegría y buena convivencia.

Desarrollo del cuento:

«Hubo una vez una guerra terrible e interminable, en la que murieron muchos soldados en ambos ejércitos. Nosotros nos hartábamos de disparar día y noche; así y todo la guerra no se acababa. Llegó un momento en el que no quedaba ni una pieza de bronce para hacer cañones y ni un doblón de hierro para hacer bayonetas.

Nuestro comandante, el Supergeneral Bumbum Revientatruenos, ordenó que se fundieran todas las campanas que encontrásemos para fabricar un cañón tan grande que nos permitiera ganar la guerra de una vez por todas. El Supergeneral se frotaba las manos ante la deseada victoria.

He aquí que llegó el día de disparar el gran cañón. Nos habíamos taponado los oídos para evitar que se nos rompiera el tímpano.

El Supergeneral ordenó con fuerza:

-«¡Fuego!»

Un artillero disparó y de pronto en ambos frentes se oyó una gran campanada: ¡ DING, DONG, DANG !

Rápidamente nos quitamos el algodón para oír mejor. -¡DlNG, DoNg, DANG!, sonaba el gran cañón y en cien mil ecos repetían las montañas.

-«¡Fuego!» -bramaba el Supergeneral, una y otra vez.

El artillero volvía a disparar y… un alegre repiqueteo de campanas alegraba valles y sierras.

El Supergeneral se arrancaba los cabellos con rabia y continuó arrancándoselos hasta que se quedó completamente solo.

En un momento de silencio, se oyó del otro lado del frente un repiqueteo de campanas en respuesta a nuestros cañonazos.

Pero debéis saber que el Supergeneral Balaperdida Sanguinaria, nuestro enemigo, había tenido la idea de fabricar un cañón con las campanas de su país.

El repiqueteo musical invadió los dos campos cada vez con más intensidad.

Los soldados de los dos ejércitos saltaban de las trincheras. Unos se abrazaban, otros bailaban o cantaban.

-«¡Las campanas, las campanas! ¡Es fiesta mayor! ¡Ha estallado la paz!»

El Supergeneral y el Supermariscal subieron a sus respectivos coches y se marcharon muy lejos y no se detuvieron hasta que se les acabó la gasolina. Nosotros no dejamos de danzar y estar contentos porque no cesó el repiqueteo de campanas.»

Orientación didáctica:.

Es un cuento muy fácil de dramatizar, permite mucha creatividad. Combinar efectos musicales, decorados, vestuario; añadir personajes, tales como enfermeras, servicios de intendencia, etc …

Prolongar el cuento inventando un reencuentro con los dos Supermandos. Dar vida a unos personajes: un soldado valiente, un soldado miedica, otro bocazas, etc …

Inventar un tribunal para juzgar a los comandantes.