Con este cuento esperamos conseguir el autodominio, la autovaloración y la autoestima.
– Material: Música de fondo suave para lograr un ambiente cálido y relajante.
Sentados en el suelo se intentará lograr una ambientación adecuada (estarnos en un bosque lleno de abetos, estos árboles son los que usamos para adornar en Navidad, etc … ). Se empieza el cuento y a medida que se va explicando los niños harán de protagonistas (abetos, animales, ladrones y viento); la maestra hará de hada buena.
«Era un abeto pequeño que se encontraba entre otros abetos grandes en un espeso bosque. El abeto de nuestro cuento se quejaba de que era más pequeño que los otros y por eso tenía desventajas. El hada de los bosques le preguntó qué le gustaría tener para ser más alto y tener las hojas anchas para que pudieran posarse los pajaritos y le vieran todos los que visitaran el bosque. El hada le concedió lo que pedía pero inmediatamente sucedieron cosas que él nunca había soñado: vinieron las cabras del bosque y se le comieron casi todas las hojas.
El pequeño abeto se volvió a quejar y el hada le quiso ayudar de nuevo. «Me gustaría tener las hojas relucientes como el oro para despedir reflejos como el sol y que me vieran de lejos», dijo. El hada se lo concedió pero llegaron los ladrones y le robaron las valiosas hojas.
Volvió a estar triste y dijo: «Me gustaría tener las hojas suaves como plumas para poder acariciar a todos los que se ponen a mi lado», pero llegó el viento y con su fuerza le arrancó las hojas y el pequeño abeto empezó a llorar.
El hada le explicó que en el mundo es muy importante ser cada cual como es y no es necesario ser el mejor y el más bello para ser feliz, que todo tiene sus ventajas y sus inconvenientes y que un abeto pequeño es tan importante y valioso como uno grande.
El pequeño abeto sonrió y agradeció al hada su consejo, a partir de entonces fue feliz».
Al final los niños darán muestras de alegría con el cuerpo: que cada cual exprese lo contento que está el abeto (pueden saltar, estirarse, batir palmas, etc … )
Orientación didáctica:
Explicar el cuento con entonación, calma, tranquilidad y expresión correcta. Emplear el gesto, mantener a los niños separados y distribuidos cual un bosque de abetos, etc… Al final se puede hacer una actividad plástica (modelar, dibujar, recordar, pintar, reseguir un abeto, hacerlo muy bonito y ponerle una expresión feliz). El abeto está contento de ser él mismo.
Aspectos pedagógicos:
Valorar a los otros aunque no se vean clara- mente sus cualidades, despertar el respeto hacia los demás e intentar no dar demasiada importancia al físico sino sobre todo a la amabilidad y a la disponibilidad hacia los otros.
Material: Fotos de patos y de cisnes pequeños y grandes.
– Desarrollo del cuento:
Sentados en circulo empezar el cuento imaginándose que todos ellos fueron patitos y que están en una balsa nadando tranquilamente.
De pronto se dan cuenta de que entre ellos hay uno que tiene características diferentes, aunque todos creen que es un pato. Los demás se ríen de él y el pobre patito se pasa los días llorando porque se siente apartado de sus compañeros. Sólo encuentra consuelo con pajaritos del bosque que le dicen que no se preocupe, que aunque sea diferente de los demás en el plumaje y en el color, no es feo.
Cuando crece y se convierte en un hermoso cisne, vuelve con el grupo de patitos de los que se apartó porque se sentía triste, despierta la admiración entre ellos sin embargo no se muestra altivo ni desprecia a ninguno. Convive con ellos feliz.
– Orientación didáctica:
Se procurará empezar mostrando fotos de patitos y de cisnes cuando son pequeños. Se fijarán en los aspectos externos y se intentará que valoren positivamente el aspecto de unos y otros.
Cuando se haya llegado al final del cuento, se les mostrará lo bonita que es la foto del cisne y las fotos de patos grandes. Se les dirá que tampoco estaría bien que ahora el cisne se riera de los patos porque ellos no son tan hermosos como él.
De alguna forma se les hará entender lo bonito que es respetar y aceptar a todos los niños: rubios, morenos, feos, guapos, altos, bajos, gordos, flacos… porque otro día cuando crezcan pueden convertirse en un hermoso cisne (un niño más guapo que los demás) y que muchos niños que no son tan guapos sí son más amables y cariñosos que otros, y esto tiene mucha importancia.
Aspectos pedagógicos: La finalidad del cuento es que descubran la importancia de no olvidar nada. Recordar las cosas que agradan o molestan a los demás nos ayuda a una buena convivencia.
– Desarrollo del cuento:
«Había una vez una tortuga que perdió la memoria y no se acordaba del camino para volver a su casa. Estaba perdida en medio del bosque, llorando. Lloró tanto y tanto que el bosque se llenó de lágrimas.
Esto provocó un revuelo considerable a los gnomos, unos pequeños habitantes del bosque. A los gnomos les entraba agua (lágrimas) en su casa. Decidieron buscar el origen de aquel aguacero y siguieron el agua que bajaba de la montaña.
En seguida encontraron a la tortuga y le preguntaron: «¿Tortuga, por qué lloras tanto?» Ella les contestó: «¡He perdido la memoria y no sé cómo volver a casa!».
Los gnomos del bosque tuvieron una idea. Le pusieron unas hierbas mágicas dentro del caparazón y le dijeron:
«Cada vez que quieras saber lo que has de hacer pones la cabeza dentro del cascarón, hueles las hierbas mágicas y comienzas a pensar».
La tortuga así lo hizo: entró dentro del caparazón, olió fuerte y empezó a pensar: «¿Cómo tengo que hacer para ir a mi casa?» y en seguida dijo: «¡Ah! ya me acuerdo: he de subir esta montaña y bajar por el lado del río».
La tortuga salió del caparazón, dio las gracias a los gnomos y se fue, rápidamente a su casa.
A partir de este día, la tortuga siempre supo qué tenía que hacer, cuando no se acordaba de alguna cosa, se ponía dentro del caparazón, pensaba y decidía qué hacer».
Para que asimilen mejor los niños el objetivo que es el aprendizaje de las normas de la clase, se podría recortar una tortuga gigante y en cada una de las formas geométricas del caparazón dibujar o escribir las normas esenciales: callados, sentados, atentos, recoger…
Otro recurso podría ser que junto a la tortuga se recortaran unos gnomos, cada uno distinto, que representara una norma u obligación.
También podríamos otorgar a cada niño un determinado número de tortugas y a medida que «olvidaran una norma» deberían entregar una tortuga. Claro que también la podrían recobrar por haber hecho algo muy bien, o haber ayudado a un compañero a hacer alguna actividad positiva de forma espontánea.
Aspectos pedagógicos:
El objetivo es que su subconsciente vaya absorbiendo una aceptación de sí mismos, de que unos son altos, otros bajos, unos gordos, otros delgados. En esta edad la indisciplina surge por celos o envidia o por simple mimetismo.
Desarrollo del cuento:
«Una rana vio un buey y lo encontró muy bonito.
» ¡Qué grande! –exclamó—. ¡Qué grande es! ¡Tan pequeña como soy yo! ¡Qué mal me sienta! ¡Cuánto me gustaría ser tan grande como el buey!».
Entonces la rana se puso a comer y a comer para volverse tan grande como el buey. No siempre tenía hambre pero ella seguía comiendo. A su hermana rana le decía:
-«¡Mira hermana, mira cómo crezco! ¡Mira cómo me hago grande como el buey!»
-«¡Oh, no! ¡Aún no eres tan grande como el buey!»
La pequeña rana comió más aún y se volvió un poco más gorda; casi no podía saltar.»–Mira, dijo; a ver si ahora soy tan grande como el buey».
«—¡0h, no! ¡No eres tan grande como el buey! Eres mucho más pequeña. Nunca serás tan grande como el buey».
Pero la pequeña rana quería volverse tan grande como el buey. Se puso a comer más hierba y más moscas, y además, todo lo que encontraba para comer se lo comía. La rana iba engordando y ya casi no podía caminar. Se había convertido en una rana grande, muy grande, aunque no tan grande como el buey y su hermana la rana se reía de ella.
«–Por más que comas nunca serás tan grande como el buey ¡Eres una rana! ¿Por qué quieres ser tan grande como el buey?»
La rana no hacía caso de su hermana y seguía comiendo.
Entonces… ¿sabéis que pasó? Pues que comió demasiado, se puso enferma y se murió.
¡Ah! ¡la muy tonta, la envidiosa! ¿Por qué no quería seguir siendo una rana pequeñita? Las ranillas son muy graciosas, tan pequeñas… Si fuesen grandes como los bueyes serían muy feas y no podrían saltar por la yerba ni ocultarse debajo de las hojas o entre las cañas cuando las quieren coger»
(Sacado de Pour charmer nos petits, de mademoiselle M. Capus. Femand Nathan, edit.).
Es interesante, pero no necesario, tener dos ranas en forma de globo, una hinchable (basta con dibujar con rotulador en los dos globos una rana en cada uno e ir hinchando uno de ellos).
Como actividades podría ser imitar el caminar del buey, el saltar de las dos ranas.
Hacer comparaciones entre animales. Por ejemplo, que expliquen qué pasaría si la mariposa quisiera ser grande como una gaviota o el gusano como la serpiente, etc.
Darles las siluetas del buey y las dos ranas, pintarlas y recortarlas.