Cuando tenemos en clase algún que otro niño revoltoso o travieso, nos preguntamos y solemos preguntar a los demás qué podríamos hacer con tal chico, para que se adapte a la dinámica de lo que nosotros creemos que es normal en el aula.
Tan obsesionados nos ponemos con estos chicos que muchas veces se nos olvida preguntarnos y preguntar a los demás qué podemos hacer con los otros niños, con los que no nos dan tanta lata.
En principio estos apuntes pretenden responder a las posibles preguntas sobre qué hacer con todos los niños del aula, del colegio. Es posible que si acertamos a dar respuestas más acertadas a estas cuestiones con respecto a todos los niños habremos solucionado adecuadamente indirectamente y casi sin pretenderlo el problema de los niños difíciles.
Estos apuntes se entregarán a los tutores de Secundaria Obligatoria, divididos en 6 partes con la intención de que los lean a razón de una parte por semana. Es recomendable ir leyéndolos semanalmente, aunque sea una sola vez. Si bien el texto completo no tiene «desperdicio», señalamos con letra diferente y subrayada los textos que creemos más interesantes.
La dinámica del trabajo, muchas veces, no nos deja tiempo ni para refrescar nuestra profesionalidad .
Por último, estos apuntes no pretenden daros lección alguna a los profesores, sino que intentan un «aireamiento» de las ideas que ya por estudios, profesión y experiencia domináis. Esperamos que sean de alguna utilidad. Con eso nos daremos por satisfechos.
De manera general creemos que los alumnos de este período participan de intereses, necesidades y características cognitivas, afectivas, emotivas y sociales comunes. Estos aspectos compartidos permitirían inicialmente unificar los objetivos a cubrir en el último período de la escolarización y facilitarían la tarea de enseñar, ya que los métodos, recursos didácticos y estrategias quedarían en un marco más adecuado.
El marco psicopedagógico del período de 12 a 16 años muestra que las estructuras lógicas del desarrollo del adolescente van configurándose lentamente. Ello se realiza por un proceso deductivo que facilita que el chico o la chica conozca y controle las verdaderas consecuencias de las acciones realizadas sobre la realidad. Implica, por tanto, saber trabajar con proposiciones, enunciados que representen las hipótesis o expresen el resultado de haber hallado las relaciones entre los hechos que caracterizan una situación.
Este pensamiento hipotético-deductivo es propio de esta etapa evolutiva.
En este período hay que ofrecer diversidad de modelos científicos y personales procurando hallar la relatividad de cada uno de ellos. Es una etapa pluridimensional, no ha de quedar encerrada en sí misma, ha de buscar conectar a los adolescentes con otros lugares de cultura que hallen en su entorno.
Saber explicitar cuáles son las condiciones de un problema, crear estrategias conceptuales de búsqueda, de acción y de conclusión es correcto, tanto a nivel cognoscitivo como afectivo. El adolescente que posee estas herramientas puede considerarse a sí mismo, sus sentimientos y sus acciones, como objeto de reflexión. Por el contrario, los adolescentes formados en grupos donde esta capacidad no se valora tienen pocos recursos para conocerse, dictaminar los intereses y necesidades propias, para autocontrolarse y mantener una disciplina o proponer unas conductas cualitativas. Es preciso que conozcan, que sepan sus propios límites y sus virtudes para que la autoestima salga beneficiada, para que puedan responder a la demanda social que implica estar preparado para entrar en una dinámica democrática con pluralidad de acciones. La participación en el mantenimiento de los principios democráticos se aprende desde la escuela y actuando desde ella. Es preciso, por tanto, potenciar los elementos necesarios para una participación responsable y activa del adolescente. De ahí que sean las técnicas de dinámica de grupos las más adecuadas para conseguirlo.
¿Hallaríamos un solo profesor que no sueñe, desee o luche para lograr en su clase un ambiente productivo y agradable? No. Todo buen profesional busca, investiga, pregunta o simplemente se lamenta de no hallar ese aire que permite oxigenarnos a todos y alcanzar plenamente los objetivos del curso.
Antes de buscar recursos y técnicas prácticas es necesario repasar lo que, por archisabido, guardamos en lo recóndito de nuestra mente.
A menudo nos lamentamos de que los jóvenes de hoy no respetan la autoridad, de que no son como éramos nosotros a su edad. Es posible que tengamos razón en esta queja, pero no sirve de nada decir y repetir si no somos capaces, individualmente o como colectivo de profesionales, de examinar a fondo nuestra forma de mandar o el uso que de la autoridad hacemos, ya que es posible que estemos dando a través de nuestra autoridad una educación negativa y desalentadora o incongruente y tan laxa que no merezca atención ni respeto.
Educación es ante todo y siempre, amor, pero en la adolescencia hay que acompañarlo de confianza obstinada, voluntad de hallar lo que hay de bueno en cada uno y apoyarse sobre lo positivo para hacer progresar en los chicos y chicas un desarrollo personal y auténtico. Porque en esta etapa basar la educación principalmente en una lucha abierta contra los defectos es caminar al fracaso y al desaliento.
Toda educación positiva está ligada con la libertad y el ejercicio de esta libertad. También ha de lograr que el adolescente haga libremente lo que debe hacer. Ello no es más que ayudarle a tomar conciencia de sus posibilidades y limitaciones, proporcionarle los medios para que sepa y pueda hacer buen uso de su libertad. Si a caminar se aprende caminando, a ser libre se aprende, siendo libre.
Una disciplina bien encauzada jamás restará libertad al adolescente, ni mermará su espontaneidad, siempre que evitemos los extremismos: ni criticarlo todo, ni excusarlo todo. No advertirle ni prevenirle es, no ofrecerle nuestra experiencia, ni la posibilidad de elegir entre arriesgarse libremente o no.
Por otra parte, la adolescencia que es un fragmento de nuestra vida, idealizado o canalizado por los recuerdos, se presenta como una realidad total y compleja, como un mundo inconcluso ya que se vincula a la infancia que la precede y a la edad adulta que la sigue.
Llegar a intuir el estado de ánimo de los alumnos adolescentes, es una habilidad u observación que no se puede transmitir y que se aprende lentamente al precio de muchos tropiezos y errores previos.
El despertar de la vida social.
El aprendizaje de la profesión.
La afirmación de carácter.
La formación del pensamiento individual.
La hiperemotividad, que es la preponderancia del sentimiento debido a la riqueza de la vida emotiva y de la vida imaginativa. Una alusión, un gesto o una palabra bastan para levantar una tempestad.
Una inestabilidad del humor.
Una afectividad ambivalente. Cada sentimiento es experimentado al mismo tiempo que su oponente: amor y odio, egoísmo y generosidad, esperanza y desesperación…
Una naciente virilidad o feminidad que se manifiesta entre 12 y 15 años se acompaña de un desorden y de una agresividad, que se corresponden con un bajón en el rendimiento escolar y en la disciplina.
Surgen el deseo de independencia y la reacción de oposición que no son más que la expresión de su evolución. Toda autoridad llega a ser pesada, toda coacción es tanto más insoportable cuanto más incomprensible. La libertad tan deseada no es sentida más que como una ruptura de las trabas. Esta nueva necesidad corresponde a un nuevo equilibrio que se establece entre dos reacciones instintivas fundamentales que regulan la conducta del ser frente a su ambiente: la reacción de imitación y la de oposición. Una y otra predominan según el temperamento y la edad. Ambas son inútiles, si no van equilibradas. Llevadas al extremo, la primera acabaría en un mimetismo inconsciente y la otra en un negativismo estéril. Normalmente están asociadas. Mientras la reacción de imitación domina en la tercera infancia, la de oposición aumenta al inicio de la adolescencia y con facilidad cae en el espíritu de contradicción.
Aparece la autocontemplación o narcisismo y el contacto social provoca un
sentimiento de emulación y la preocupación por la
opinión ajena aumenta.
La afirmación de sí mismo, la conquista de la personalidad puede tomar caminos distintos: el revolucionario y el rectilíneo. En el primero se produce de forma dramática y aparatosa (excentricidades en el vestir y en el argot hablado). En el segundo la desadapt
Estatus socioeconómico: El impacto de las desventajas socioeconómicas en los niños se deriva del hecho de que el estatus socioeconómico es una variable compuesta que incluye muchas fuentes potenciales de influencia negativa diferentes de los bajos ingresos.
Externalizante/internalizante: Se han identificado dos amplias dimensiones de la psicopatología infantil, los problemas debidos a un bajo control o externalizantes y los problemas debidos a un elevado control o internalizantes. La dimensión externalizante incluye conductas dirigidas hacia los demás, mientras que la dimensión internalizante describe sentimientos o estados que normalmente son considerados como dirigidos hacia el interior.
Evaluación de los trastornos: La evaluación no termina con la puesta en práctica de una estrategia de tratamiento. Por el contrario, se debe considerar mejor como parte de un proceso continuo de toma de decisiones/solución de problemas.
Fectores de riesgo
Factores tales como las desventajas socioeconómicas, residencias inadecuadas, un elevado número de acontecimientos estresantes, problemas conyugales, padres con síntomas depresivos, aislamiento parental, madres solteras, familias con uno sólo de los padres, grupos minoritarios, madres jóvenes, hogar dirigido por un padre o una madre no biológicos, prácticas negativas en el cuidado del niño, historia de comportamiento antisocial del/la padre/madre, falta de apoyo social, bajo nivel intelectual del niño- problema y contacto de éste con iguales caracterizados por comportamientos antisocial.
Lenguaje (adquisición del)
DESARROLLO DE LA ADQUISICIÓN DEL LENGUAJE