Los padres deberían adquirir una competencia general, en cuanto al manejo de contingencias, la cual les permitiera analizar y dar respuesta a los problemas de conducta de sus hijos.
Las psicoterapias infantiles tradicionales, en las que el trabajo se realizaba sólo con los niños y en el contexto artificial de la clínica, parecían mostrar una escasa eficacia.
El entrenamiento de padres como alternativa terapéutica para el tratamiento de los problemas de conducta de los niños viene respaldado por: a) la posición ambientalista de los enfoques conductuales (especialmente el enfoque operante), unido al hecho de que generalmente son los padres de los sujetos que cuentan con una mayor probabilidad de ejercer un control directo e inmediato sobre las contingencias de refuerzo que resultan responsables de la génesis, desarrollo y/o mantenimiento de la mayor parte del comportamiento problemático de los hijos; b) el interés de los modificadores de conducta por diseñar intervenciones replicables y fácilmente aplicables por paraprofesionales, y c) el incremento progresivo de la confianza de los psicólogos conductuales en las respuestas de autocontrol como medio para cambiar el comportamiento.
Posteriormente ha ido tomando un papel fundamental el enfoque operante y la psicología conductual comunitaria. Los principios del condicionamiento operante (refuerzo positivo y negativo, castigo, extinción y control estimular o entrenamiento en discriminación) permitieron avanzar en el desarrollo de procedimientos específicos de tratamiento tanto para generar e incrementar conductas deseables como para eliminar o disminuir conductas problemáticas.
En la actualidad la psicología conductual comunitaria hace suya la idea de que los terapeutas más que resolver los problemas manifestados por el niño deberían entrenar a los padres para desempeñar total o parcialmente ese papel, dado que se supone que los padres que conozcan los principios del aprendizaje social y que hayan sido capaces de modificar con éxito alguna conducta específica durante el período de entrenamiento, también serán capaces de diseñar programas eficaces para modificar aquellas conductas problema que aparezcan en el futuro.
Se utilizan estrategias por medio de las cuales se entrena a los padres a modificar la interacción padres-hijos, con el fin de fomentar la conducta prosocial y disminuir/eliminar los comportamientos desadaptativos.
Se ha de evaluar: 1) la existencia real del problema por el que se nos solicita intervenir en el niño o el adolescente; 2) los conocimientos del curso evolutivo, habilidades de crianza y estado psicológico de cada uno de los padres; 3) el funcionamiento de los padres en tanto que pareja; 4) el funcionamiento y la estructura familiar.
- Ubicar el centro de entrenamiento en un lugar bien comunicado, al que se pueda acceder con facilidad (utilizando los medios de transporte públicos desplazamiento a pie, etc.)
- Prever e instalar un servicio de guardería que permita que aquellos padres que no puedan dejar a los hijos a cargo de algún familiar no tengan que renunciar al entrenamiento.
- Establecer un horario de entrenamiento compatible con la jornada laboral de los padres que trabajan fuera de casa.
- Fomentar la necesidad de que asistan juntos los dos miembros de la pareja. Estimular a los padres y madres que no tie-.en compañero/a para que se hagan acompañar de algún amigo o amiga (con el fin de que no se sientan solos).
- Presentar con toda claridad, desde el principio los objetivos del programa de entrenamiento tanto en positivo como en negativo: ¿qué se pretende lograr? y ¿qué no se debe esperar del programa?, ¿qué es lo que se espera que hagan los padres? y ¿qué es lo que no deberán hacer los padres que comprometan su asistencia al programa?
- Establecer y describir con claridad los parámetros del programa de entrenamiento: número y duración de las sesiones, fases del entrenamiento, «tareas para casa», etc
- Crear grupos homogéneos tanto en relación con las características de los padres (niveles socioeconómico y cultural) como respecto de los problemas que presentan los hijos.
- Diseñar un proceso de evaluación continua de las «tareas para casa».
- Generar, desarrollar y mantener el interés por la evaluación continua de las tareas para casa revisando con todo cuidado, mimo y detalle, los registros continuos que los padres llevan de la conducta de su hijo (modelar, reforzar y proporcionar retroalimentación).
- Restringir la confección y cumplimentación de registrosa aquellos que resulten estrictamente necesarios. Hay que simplificar el número de tareas para casa a fin de prevenir los efectos que generan la fatiga.
- Vigilar el entrenamiento de cada grupo preferiblemente con dos personas de distinto sexo y, al menos una de ellas, con experiencia en el entrenamiento de padres, el trabajo con grupos de adultos y en el tratamiento de los problemas que presentan los niños (por ejemplo, psicólogos pedagogos, profesores de educación especial y asistentes sociales).
- Programar reforzadores que minimicen el abandono del programa o la asistencia irregular a las sesiones del mismo. Por ejemplo. mediante contratos que conlleven penalizaciones económicas por las faltas de asistencia no justificadas e inciten/instiguen la participación e implicación en el entrenamiento (refuerzo continuo de toda participación, elección del alumno más participativo cada par de sesiones, devolución del coste inicial de la matrícula, etc.)
- Programar un tiempo de entrenarniento que prime la práctica distribuida (una sesión de duración no superior a dos horas/día una vez por semana) frente a la práctica masiva (pocas sesiones de larga duración).
- Programar el entrenamiento en una secuencia de dificultad y complejidad Se ha de partir de aquellos aprendizajes cuya aplicación genera facilmente satisfacciones para progresar paulatinamente hasta los que requieren un elevado grado de autocontrol para poder ser aplicados con mayor probabilidad de éxito final. Ello supone abordar inicialmente aquellos problemas conductuales del niño que (por exceso o por defecto), estando dentro del centro de interés de los padres, resulten más fáciles de tratar con éxito
- Minimizar las lecciones magistrales a otras modalidades de exposición verbal (fase educativa o de información) y maximizar la implicación de los padres en la realización de actividades (fases de entrenamiento y aplicación de habilidades -«tareas para casa”). Frente a las puras descripciones verbales utilizar instrucciones más modelado, representación de papeles, discusión grupal, etc. Ello supone que los terapeutas deben aclarar al grupo que ellos no tienen las soluciones, sino que enseñarán a) habilidades que los miembros de los grupos pueden aprender a aplicar y b) estrategias que permiten guiar a la persona en la observación y el descubrimiento de la solución más útil para cada caso concreto.
- Proporcionar el máximo de información a través de manuales, grabaciones de audio y video, con el fin de que el terapeuta o monitor más que dedicarse a proporcionar información nueva dedique el mayor tiempo posible a modelar habilidades y administrar retroalimentación sobre la representación de papeles o el ensayo de conducta de los miembros del grupo.
- Prevenir las dificultades que les puedan surgir a los padres en el diseño y/o aplicación del tratamiento. Con este fin se sugiere:
- Incluir uno o dos contactos telefónicos entre sesión y sesión de entrenamiento, siempre realizados por el -peuta o monitor.
- Prevenir la posibilidad de desplazamientos ocasionales hasta el domicilio familiar para auxiliar (instruir, modelar, etc.) in situ al padre-alumno en la la dificultad hallada durante su aplicación del tratamiento.
- Llevar un diario donde se resuman las dificultades halladas y las soluciones generadas (primero por los propios padres y después por los terapeutas cuando aquéllos no hayan podido hacerlo) para prevenirlas en futuras aplicaciones del programa.
- Fomentar e instigar la retroalimentación de/entre los padres sobre la marcha de la aplicación del programa de entrenamiento.
- Dotar de flexibilidad a la estructura de las sesiones o unidades de entrenamiento. Estar preparado para poder desviarse excepcionalmente del programa previsto en la sesión de entrenamiento cuando sea necesario (interés del tema planteado, aparición de sugerencias novedosas razonables, necesidad de un mayor tiempo de discusión, etc.).
- Diseñar e incluir en el propio programa meceanismos para responder y, en su caso, incoprorar las aportaciones generadas por la retroalimentación de/entre los propios padres.
- Fomentar el apoyo social dentro del grupo. Algunas de las estrategias específicas que se han mostrado eficaces para fomentar el apoyo social consisten en:
4. Acodar mantener de forma confidencial cualquier información personal divulgada dentro del grupo.
5. Constituirse en un elemento de apoyo para los miembros del grupo (responder a llamadastelefónicas, proporcionar información útil, orientar, etc.).
6. No presionar a los demás miembros del grupo para que hablen (aplicar las habilidades de comunicación básicas).
7. Compartir el tiempo de forma ecuánime.
8. Llamar a los demás miembros del grupo por sus nombres propios.
9. Disponer dentro de las sesiones de entrenamiento de un tiempo para la socialización mediante un periodo de descanso en medio de la sesión de intervención.
Primera fase: E ucativa. Los objetivos, actividades y recursos a utilizar en esta fase deben incluir al menos:
- Exponer (terapeuta/monitor) en el inicio de cada sesión una breve sintesis de lo trabajado en la sesión previa («recordatorio»).
- Corregir las tareas para casa acordadas en la sesión anterior, discutir los problemas encontrados y modelar, reforzar y dar retroalimentación en su caso.
- Transmitir nueva información y/o reconceptualizar la existente.
- Solucionar dudas (complementarias a las llamadas telefónicas entre sesión y sesión de entrenamiento).
Segunda fase: Entrenamiento de habilidades y destrezas. Los objetivos, actividades y recursos a utilizar aquí también deben incluir al menos:
- Entrenar en condiciones simuladas y simplificadas: observar cómo se aplican las técnicas (modelar) y a continuación ensayar su aplicación (ensayo de conducta, representación de papeles) tantas veces como se requiera hasta el logro de una ejcución correcta.
- Discutir entre los miembros de cada grupo y con el terapeuta/monitor sobre las habilidades entrenadas.
- Entregar a los padres un resumen de los contenidos abordados y la propuesta de tareas básicas para casa (al final de la sesión).
- Porponer que cada padre y/o pareja realice un listado complementario de tareas para casa.
Tercera fase: Aplicar las habilidaes y destrezas aprendidas. El objetivo de esta fase es la consolidación y generalización de lo aprendido. Ello supone a nivel operativo aplicar entre sesión y sesión de entrenamiento/tratamiento los conocimientos adquiridos y las habilidades y destrezas modeladas y ensayadas en la/s sesion/es previa/s.