Desarrollo del lenguaje
a) Etapa preligüística. Desde el primer mes hasta el año, los niños adquieren formas de comunicación temprana, como el llanto, la sonrisa y las vocalizaciones que intercambian con el adulto. Los niños empiezan a implicarse en juegos de “dar y tomar” cosas, aprendiendo así a establecer turnos.
b) Etapa de las primeras palabras. Entre los 12 y 18 meses de edad el niño aprende a comunicarse por medio de palabras aisladas. El niño comete errores al dar a las palabras significados parciales (infraextensión) o más amplios (sobreextensión).
c) Combinación de dos palabras. Entre los 18 y 24 meses de edad el niño empieza a combinar las palabras.
d) Etapa de la frase simple. La etapa siguiente se produce entre los 24 y las 36 meses de edad. En este período el niño construye oraciones de tres o más palabras, a las que ya incorpora determinados morfemas o inflexiones.
e) Desarrollo gramatical. Entre 36 y los 55 meses se produce un gran avance, especialmente en el dominio de la gramática, con oraciones cada vez más complejas.
f) Desarrollo posterior. A partir de los 4 años el desarrollo se ralentiza pero el sistema lingüístico se va perfeccionando. Después de los 5 años, el niño adquiere la capacidad de utilizar el lenguaje cada vez con más corrección y comete escasos errores gramaticales. Con es capaz de comprender sentidos figurados.
Criterios diagnósticos del DSM-IV-TR (APA, 2000) para trastornos del lenguaje expresivo
La estimación de la prevalencia en la población infantil de trastorno del lenguaje expresivo es un 3,3 %. La prevalencia del trastorno mixto del lenguaje receptivo- expresivo es menor que la anterior y se encuentra alrededor de un 3 % de los niños escolares.
El diagnóstico se realiza antes de los 4 años, aunque en los casos graves a los 2 años las dificultades son ya evidentes. Cuando es así, es necesario hacer un diagnóstico diferencial con otras patologías, tales como déficit auditivo, autismo y deficiencia mental.
En las historias de niños con estos trastornos del lenguaje aparecen multitud de factores negativos relacionados con el retraso, tales como problemas prenatales o dificultades en el momento del parto, períodos prolongados de pérdida auditiva durante la primera infancia o desajustes en la estimulación recibida.
Deficiencias auditivas: Hay que tener en cuenta que la alteración puede afectar a la percepción de una determinada intensidad o a determinados tonos agudos o graves. Los niños que sufren episodios frecuentes de otitis media durante los períodos críticos del desarrollo del lenguaje corren el riesgo de retrasarse en el lenguaje.
Problemas cognitivos: El desarrollo cognitivo es un factor fundamental para desarrollar la capacidad de manejar símbolos y comprender significados. Las alteraciones se evidencian en la adquisición del vocabulario, el desarrollo fonológico, el uso de la gramática, y también en el uso social del lenguaje.
Problemas motores: La alteración motora puede afectar gravemente al control motor del habla aunque la comprensión y funciones simbólicas del lenguaje estén mantenidas. Alteraciones del desarrollo social y emocional Alteraciones del sistema nervioso.
Habitualmente, los datos necesarios se obtienen de los padres y adultos cercanos al niño y de la observación directa de la conducta del mismo. Se cuenta con diferentes procedimientos informales de observación clínica, las pruebas estandarizadas tipo tests psicométricos y las escalas de desarrollo.
Longitud Media de Emisión (LME), que resulta de realizar una media del número de palabras -o morfemas- que el niño utiliza en cada enunciado.
La evaluación comienza habitualmente con una entrevista a los padres para la elaboración de una historia clínica. En ella se reúne la información sobre la historia medica, familiar y el desarrollo general del niño.
Otros datos: pruebas médicas, neurológicas (EEG, TAC, etc.), estudios audiométricos, psicológicos, etc., para descartar alteraciones orgánicas, problemas de audición, trastornos psicológicos asociados y conocer los diagnósticos anteriores.
Los procesos lingüísticos que se deben evaluar son la comprensión, la producción y la conducta comunicativa. La imitación de oraciones es una técnica que se basa en la evidencia de que el niño no puede repetir una estructura gramatical que él mismo no sea capaz de producir y se usa como método de evaluación en diversas pruebas.
Se observan sus intercambios comunicativos y las funciones comunicativas que utiliza: si realiza peticiones, comentarios, si responde a preguntas o describe hechos o sentimientos, etc. A partir de los años últimos preescolares se incluye en la evaluación las habilidades conversacionales, como el mantenimiento de turnos o el inicio de temas de conversación.
Los resultados de la evaluación del lenguaje se comparan con los resultados en el área no verbal. La diferencia entre un nivel y otro determina el tipo de trastorno específico o general.
Principios terapéuticos
Para poder iniciar la intervención del lenguaje es necesario que el niño haya adquirido ciertas habilidades previas que le permitan enfrentar la situación de aprendizaje:
- El niño debe ser capaz de interactuar con el adulto.
- Debe mantener turnos conversacionales e imitar
- El desarrollo del juego debe ser adecuado.
- El contexto de trabajo reflejará situaciones y objetos cotidianos para el niño.
- Durante la terapia se preparan distintos tipos de situaciones de aprendizaje que ofrezcan al niño la oportunidad de practicar suficientemente las habilidades nuevas que va adquiriendo y diferentes formas de generalizar esos aprendizajes.
- Antes de centrarse en los objetivos específicos del lenguaje, es importante abordar aquellos aspectos que interfieren en la buena marcha de la terapia, como pueden ser problemas de atención, de conducta o dificultades en la interacción.
- Para programar los objetivos es preciso remitirse al nivel de desarrollo del lenguaje del niño, tanto cognitivo como lingüístico.
- Se selecciona el material y las actividades a utilizar en las sesiones también en función de la edad de desarrollo del niño.
- Se debe hablar con lentitud y utilizar estructuras redundantes, así como manejar pausas prolongadas entre las emisiones. El vocabulario deberá ser controlado en cuanto al contenido y referido al contexto inmediato, debiendo ajustarse la complejidad semántica y sintáctica al nivel de desarrollo del lenguaje del niño.
- Es preciso establecer cuáles son los refuerzos que se van a proporcionar.
Técnicas de aprendizaje
- Imitación/modelado. La imitación es reproducir una vocalización o enunciado inmediatamente después de que el niño lo dice.
- Habla paralela y autoconversación. No exige respuesta. En la primera, el adulto va comentando o describiendo lo que el niño hace, y en la segunda se habla a sí mismo, comentando lo que él mismo ha hecho o piensa mientras realiza cualquier actividad.
- Estimulación de habilidades lingüísticas. El adulto ofrece un modelo de palabra o frase y el niño debe acabar la oración.
- Expansión. El adulto responde al niño dándole feedback y añade la forma gramatical o el vocabulario apropiado, sin incluir información nueva.
- Ampliaciones. El adulto reproduce adecuadamente lo que el niño intenta decir y amplia la emisión con conceptos que se encuentran dentro del contexto.
- Representación de situaciones. Son aquellas en las que se reproduce, a modo de juego, ambientes naturales de la vida del niño. A través de muñecos, juguetes, dibujos, etc.,
podemos imaginar situaciones cotidianas y asignar a cada participante la representación de papeles dentro de esa situación.
Programa de lenguaje
El programa parte de la información obtenida en la evaluación, seleccionándose los objetivos a trabajar en función de la línea base encontrada.
– Programa de habilidades básicas. Cuando se quiere proporcionar al niño recursos lingüísticos funcionales esenciales para su comunicación. Así las reglas de combinación de las palabras:
Para trabajar como objetivo la realización de estas combinaciones, se introduce al comienzo sólo una regla; cuando se observe que el niño comienza a utilizarla, se amplía a otra combinación más.
En la evaluación habremos detectado si es capaz de utilizar alguna de las combinaciones citadas y cuáles son las que utiliza con mayor o menor frecuencia. Se seleccionan aquellas situaciones que favorezcan la utilización de combinaciones de dos palabras fijadas.
- Actividades para situaciones naturales. Con determinadas preguntas se estimula el uso de la regla deseada.
- Actividades para situaciones estructuradas. Se organiza la actividad de forma que sea el contexto el que obligue al niño a utilizar la frase requerida para que su mensaje sea claro y se mantenga la funcionalidad de la comunicación.
- Generalización
- El papel de los padres
- Seguimiento
Descripción del Trastorno
En el proceso de producción del habla se propone distinguir tres niveles diferentes: anatómico y fisiológico, fonético y fonológico.
La dimensión fonética describe las características acústicas, auditivas y articulatorias del habla desde una perspectiva física y fisiológica. Implica también la selección, ordenación y secuenciación de los patrones motores.
El niño aprende el sistema fonológico a través del análisis de las palabras que oye y que intenta producir, guiándole en el descubrimiento de las categorías fonológicas e interviniendo en ello los procesos discriminativos perceptivos y las limitaciones motoras del niño en la producción de los sonidos.
La dimensión fonológica analiza la organización y función de los fonemas en el habla; describe los patrones de pronunciación que utiliza el niño en comparación con el patrón adulto y especifica las consecuencias funcionales del trastorno en la comunicación.
Podemos diferenciar tres tipos de procesos de simplificación del habla que el niño usa como estrategias de aprendizaje:
- Procesos relativos a la estructura silábica, en los que el niño tiende a reducir o cambiar el número o el orden de sílabas de una palabra (lapi ^ lápiz, pato ^ plato).
- Procesos de sustitución, por los que se sustituye determinado tipo de sonidos (tapato ^ zapato).
- Procesos de asimilación, por los que dos sonidos dentro de una palabra se hacen similares influyendo uno de ellos en el otro (papata ^ patata, bobo ^ globo).
Epidemiología
El trastorno fonológico es una de las alteraciones del habla más comunes en los niños. Se presenta entre los 3 y los 5 años.
Se estima que un 10% de los niños menores de 8 años presenta trastorno fonológico. Durante los primeros años preescolares el trastorno evoluciona con frecuencia de forma favorable sin intervención.
Retraso fonológico
Estos errores de pronunciación suelen no ser estables y varían en función de la localización de los fonemas dentro de la palabra. En los trastornos fonológicos la capacidad articulatoria no está afectada.
Se han explicado los problemas fonológicos como una dificultad del niño para segmentar las palabras en unidades silábicas y unidades menores (subsilábicas).
Trastornos fonéticos
Las alteraciones fonéticas (dislalias funcionales en otras clasificaciones) son omisiones, sustituciones o distorsiones de los sonidos sin que existan anomalías estructurales (en labios, lengua, dentición, etc.), neurológicas, problemas auditivos y/o déficits cognitivos relacionados.
Las dificultades aparecen en la programación de los patrones motores necesarios para hablar.
Dentro de las alteraciones fonéticas se encuentran también las de causa orgánica, cuyo origen está relacionado, bien con anomalías en las estructuras periféricas implicadas en la producción del habla, como una mala oclusión dental, la existencia de frenillo lingual, malformaciones, labio leporino, etc. (conocidas como disglosias), bien con alteraciones en el movimiento y coordinación de los músculos requeridos para hablar a consecuencia de lesiones en el sistema nervioso (conocidas como disartrias).
El primer paso consiste, por tanto, en descartar problemas en los órganos responsables del habla. Dentro de la detección de organicidad se deben descartar especialmente los problemas de audición.
Es necesario obtener un inventario de los fonemas que el niño dice correcta e incorrectamente y el grado de conocimiento que tiene de las reglas fonológicas.
Observar posibles diferencias en la realización espontánea y en la imitada. Observar los procesos de simplificación del habla (las sustituciones, distorsiones y omisiones realizadas en cada uno de los sonidos), lo que permite determinar el grado de desarrollo alcanzado por el niño en el uso de las reglas fonológicas.
Si el niño repite un sonido aislado o en una sílaba sin sentido, pero no cuando usa el lenguaje espontáneo, sus dificultades no serán atribuibles probablemente a problemas fisiológicos o fonéticos, y será necesario investigar los aspectos fonológicos.
Finalmente, se analizan e interpretan los resultados obtenidos durante la evaluación, comparándolos con los patrones esperados para cada edad.
Principios terapéuticos
- La terapia se centra en actividades de juego.
- Las sesiones se deben plantear manteniendo la comunicación como objetivo prioritario.
- Sesiones individuales o también en grupo.
- Debe iniciarse con uno o dos objetivos solamente para que el niño sea capaz de alcanzar éxito en la tarea.
- Con palabras seleccionadas de objetos y acciones representables en imágenes.
- En el caso de escolares, se puede utilizar la lectura como apoyo visual dentro de los objetivos de la sesión.
- El trabajo con el niño se lleva a cabo de frente.
- A lo largo del aprendizaje se establecen revisiones periódicas.
- Los padres deben participar en la intervención, siempre que nos aseguremos que su colaboración se mantiene en términos de juego y sin correcciones ni sobreexigencias.
- La actitud del terapeuta durante las sesiones ayuda al niño a utilizar adecuadamente los fonemas, dando pautas de forma indirecta, sin interrumpir la comunicación.
Intervención en trastornos fonéticos (dislalias)
La práctica de los patrones motores facilita la automatización y la articulación correcta. Se siguen las siguientes fases:
- En la primera fase del tratamiento, se estimula al niño para que realice sonidos y secuencias de forma que observe su capacidad para producir diferentes sonidos. Para facilitar la comprensión y articulación del niño, deben realizarse actividades delante de un espejo, grabar las emisiones, contar cuentos o historias imaginativos sobre los órganos y mostrar dibujos de los gestos apropiados.
- Se estimula la coordinación de los movimientos fonoarticulatorios a través de ejercicios de movilización de los diferentes órganos que intervienen en el habla:
ejercicios faciales, linguales, labiales y fonorrespiratorios. Con estos ejercicios también se evita que el niño rechace la práctica posterior de ejercitación motora específica. - Después se ayuda al niño a colocar los órganos que intervienen en el fonema a trabajar y se estimula la postura, articulación y control motor adecuado.
- Seguidamente, se produce el sonido en diferentes posiciones de sílabas sin sentido (C-V; C-V-C; V-C).
- Se llevan a cabo juegos para producir el fonema dentro de una palabra en distintas posiciones.
- El siguiente paso es intercalar las sílabas con el fonema seleccionado al final de la palabra y en varios palabras de varias sílabas.
- Como última fase del tratamiento, se favorece la generalización del fonema en el lenguaje espontáneo. Se considera que un fonema está adquirido cuando el niño lo ha incorporado a su lenguaje espontáneo.
Tratamiento de los trastornos fonológicos
Como los problemas fonológicos reflejan problemas en los aspectos cognitivos y de representación del sistema de sonidos del habla, la terapia se centra en enseñar al niño a reconocer las consecuencias de los errores en su comunicación natural; es decir, que comprueba el hecho de que al cambiar un sonido en una secuencia cambia el significado.
Se eligen palabras que contengan los fonemas seleccionados.
Con las palabras seleccionadas se realizan actividades de juego. Se realizan ejercicios de denominar, reproducir, imitar o emitir sonidos, en ocasiones con un grupo y en otras con pares de palabras entre las que el niño debe asociar y discriminar el sonido y el significado.
Hay tres tipos de tartamudeo: repeticiones, bloqueos y prolongaciones
Epidemiología
La alteración, según algunos estudios indican que entre un 75-80% de los casos en población infantil, remite sin intervención profesional.
Se presenta una proporción mayor de niños que tartamudean que de niñas -de 3 a 1- y en la población escolar se estima en 1%.
Los datos clínicos y los resultados de las investigaciones evidencian que el tartamudeo es un trastorno complejo en el cual es posible que coexisten distintos subgrupos del trastorno con diferentes etiologías.
Causas del tartamudeo
- Periodo evolutivo. Al período de 2 a 5 años suele concebírsele como de “tartamudeo evolutivo”, es decir, que es normal y esperable que, a esa edad, los niños repitan, prolonguen y/o bloqueen los sonidos al hablar al menos en cierto grado. Si en ese período ocurren algunos problemas, como un exceso de atención o preocupación de los padres por las características del habla del niño, puede iniciarse un problema de tartamudeo.
- Factores biológicos.
- Coordinación muscular. El habla implica una finísima coordinación en tres áreas musculares: 1) respiratoria, 2) la de los músculos que controlan la emisión de la voz, especialmente la laringe, y 3) la de la lengua, labios y mandíbula. La falta de coordinación en el movimiento de cualquiera de estos músculos presenta una condición predisponente para el desarrollo de problemas de tartamudeo.
- Factores emocionales. Las respuestas de ansiedad interfieren con la coordinación muscular fina del habla, por lo que contribuye, de manera importante, al mantenimiento del problema.
- Influencia de los padres. Si ellos sobrerreaccionan a su habla “no fluida” durante el período de “tartamudeo evolutivo” y le prestan especial atención, entonces es posible que, por atraer, llamar o mantener su atención, el niño aprenda a hablar con un patrón de tartamudeo que más adelante ya no puede superar por sí solo.
- El período de “arranque”.
Incluirá:
- Historia clínica
- Registro del habla: de cara a obtener una muestra representativa del habla conviene observar al niño en distintos contextos y ante tareas de diferente grado de dificultad.
- Medida objetiva: La medida se obtiene contabilizando el número de disfluencias en cien palabras (fluidas y no fluidas), o también contabilizando el número de palabras tartamudeadas por minuto.
- Variables fisiológicas
- Aspectos cognitivos: Es necesario conocer la conducta de los padres respecto al problema (llamadas de atención, recomendaciones o sentimientos negativos hacia el
habla disfluente, etc.) y las expectativas o exigencias hacia el habla, el lenguaje y la conducta del niño. - Variables situacionales: deben anotarse con detalle las personas, situaciones, actividades, temas de conversación, etc., en los que el niño manifieste variaciones en su forma de hablar. De esta manera, se pueden determinar las variables que agravan o disminuyen el problema.
Identificación de las características del habla del niño
- Identifique posibles factores de influencia:
Estas personas tienen las siguientes características en común:
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El niño tartamudea menos al hablar con las siguientes personas:
Estas personas tienen las siguientes características en común:
______________________________________________________________________________________________________________________________________
4. Identifique los lugares en donde el niño tartamudea.
El niño tartamudea más cuando está en los siguientes lugares o situaciones:
Evaluación del tartamudeo
Grabe 10 minutos de un casete, golpeando la mesa con un lápiz exactamente cada 30 segundos, así durante 10 minutos consecutivos.
Para sacar el porcentaje de tartamudeo por sesión:
Principios terapéuticos
- Favorecer una participación activa: primordial estimular una actitud activa, de participación en la terapia. En la edad escolar se favorece la responsabilidad del niño en la realización de las tareas propuestas dentro y fuera de la sesión.
- Establecer objetivos a corto y largo plazo.
- Generalización: Dentro de las sesiones, similares a las naturales, en las que se ensayen las técnicas y recursos aprendidos para facilitar el traslado de estos aprendizajes a contextos reales.
- Graduar el alta. Se plantea una reducción de la frecuencia de las sesiones.
- Prevenir recaídas.
- Actitud del terapeuta. Se ha de proporcionar un modelo de habla con un patrón de entonación normal pero lenta, y se utilizarán oraciones sintácticamente sencillas y cortas. El estilo conversacional será pausado, con turnos de habla lentos y períodos de silencio frecuentes.
Programa preventivo
El programa terapéutico con preescolares se lleva a cabo fundamentalmente con los padres y el niño. Dentro de esta misma línea también se plantea como necesaria la orientación al profesor en la escuela infantil.
- Orientación: proporcionar algunos datos relevantes sobre las características, evolución y factores influyentes en la adquisición y mantenimiento del trastorno, con el objeto de ayudar a los padres a disminuir el nivel de ansiedad y facilitar una actitud adecuada ante la falta de fluidez.
- Modificar actitudes y conducta. Se tienden a eliminar aquellas conductas verbales y no verbales que interfieran en la comunicación y dificulten el habla del niño. Se insiste en atender al niño sin interrupciones, darle tiempo para que termine, etc., y controlar las reacciones no verbales relacionadas con la ansiedad que habitualmente surgen ante los errores del niño.
- Tiempo diario. Se programa para la casa un período de tiempo diario de intercambio padre-niño en el que se practiquen actividades sugeridas en la sesión.
- Adaptación del lenguaje a las dificultades del niño. Pueden ayudar al niño proporcionándole un modelo de habla adecuado.
- Reducir el número de preguntas. Se puede ayudar a modificar el estilo de interacción verbal con el niño reduciendo el número de preguntas y aumentando los comentarios. La estrategia de comentar incluye verbalizaciones en frases cortas que el padre puede decir mientras se relaciona con el niño, pensar en voz alta.
- Reducir la velocidad del habla de las personas que se dirigen al niño.
- Usar un lenguaje sencillo, hablar con pausas y sin apremios.
- Hablar sobre situaciones y experiencias presentes.
- Reducir las fuentes de tensión.
- Reforzar la comunicación. No es necesario reforzar expresamente la buena marcha de la comunicación. Hay que mostrar interés en el tema de conversación del niño, responder o ampliar lo que él contó es un refuerzo integrado en la comunicación.
Se trabaja con el niño en sesiones de baja estructuración y de forma indirecta. Las pautas dadas a los padres se llevan también a la sesión terapéutica. Se programan actividades de corta duración en las que se estimula la expresión espontánea.
La actitud que se pide al profesor dentro del aula es similar a la citada para los padres.
Tratamiento de escolares
La intervención se centra tanto en el control de la fluidez del habla como en producir cambios en los factores relacionados con el mantenimiento del trastorno.
Conviene que el niño conozca sus dificultades, los pasos a dar en la terapia y cómo se piensa trabajar con él a lo largo de las sesiones.
- Control del habla. Alguna de las técnicas que reducen el tartamudeo: a) “seguimiento” o seguir a otra persona en la lectura o el habla; b) “habla rítmica”, consistente en hablar con un ritmo determinado; c) “habla prolongada”, que se efectúa prolongando los sonidos del habla con una transición lenta entre ellos, etc.
Una vez que el niño es capaz de utilizar las técnicas y “trucos” aprendidos, se plantea cómo practicar en circunstancias reales la generalización del patrón y, por tanto, debe hacerse fuera de las sesiones.
Algunos programas plantean valerse de grupos terapéuticos que ofrecen la oportunidad de practicar en un ambiente social similar al real. La falta de recursos sociales, ser poco hábil para establecer relaciones, mostrar ansiedad frente a interacciones determinadas, tener falta de asertividad, o tener una pobre autoimagen, son dificultades comunes en los niños con alteraciones del habla y pueden ser obstáculos para el aprendizaje y dificultar la generalización. Por tanto, los programas de tratamiento contemplan abordar tales aspectos de forma específica.
- Variables fisiológicas. Generalmente se enseña al niño alguna técnica de relajación que pueda ayudarle a reducir la tensión local y generalizada y, consiguientemente, a controlar el habla. Es habitual que aparezca la tensión en los órganos fonoarticulatorios y en la respiración mientras el niño está hablando, por lo que se le debe enseñar a distender dichas zonas.
- Variables cognitivas. Es necesario proporcionar al niño algunas técnicas cognitivas y cómo puede sustituir la anticipación negativa por autoinstrucciones de control del habla y de la tensión. Se utilizan técnicas de resolución de problemas.
Otros recurso cognitivo es modificar las actitudes negativas del niño hacia el habla y la comunicación. También aumentar la tolerancia hacia los errores.
Pretende facilitar la generalización de los objetivos marcados en la sesión. El plan de intervención es similar al que se planteó con los niños preescolares.
La actitud del profesor es esencial para la mejora del habla. Se sugieren recursos concretos para facilitar la fluidez y la confianza del niño, generándole una actitud positiva y receptiva, ofreciéndole un tipo de habla pausada y aceptando sus intentos comunicativos, su forma de hablar y dejándole terminar sin “ayuda”. Dentro del aula debe dársele opción a participar, reduciendo los momentos de estrés y otorgándole tiempo para que conteste o pregunte, buscando intencionadamente situaciones relajadas que faciliten la conversación.
Programa estructurado para eliminar el tartamudeo
- – Hable sincera y abiertamente sobre el problema
Dígale que es un problema que hay que solucionar y que lo van a hacer juntos, pero no le dé la impresión de que se trata de un problema grave.
- – Enseñando al niño a respirar
Coloque la mano sobre el diafragma (zona del plexo solar) del niño y dígale que haga una inhalación lenta y profunda que llene los pulmones de aire y desplace su mano hacia arriba. Pídale luego que exhale (que saque el aire inhalado) y que al vaciar los pulmones haga descender la mano que usted colocó sobre su diafragma. Enséñele así a respirar: inhalando lenta y profundamente y cuidando de vaciar los pulmones también de manera lenta. Busque una respiración rítmica, pausada, tranquila. Practique por períodos de cinco a diez minutos, por lo menos diez veces al día. Es preferible practicar de pie o acostado.((Precaución con la hiperventilación))
- – Prolongando las vocales
Cuando el niño ya sepa respirar correctamente, pídale que inhale de manera lenta y que, durante la espiración, saque el aire prolongando una vocal.
Explique al niño que el tartamudeo ocurre durante el tiempo de espiración y que este ejercicio tiene por objeto aprender a sacar el aire de manera controlada, mientras vocaliza.
Pueden pasar dos, tres o cuatro días sólo con este ejercicio. Después de cuatro días de practicarlo un mínimo de cinco veces diarias, entre 10 y 15 minutos cada vez, empiece a cambiar de vocal. Posteriormente empiece a combinarlas.
- – Listado de palabras
Elabore un listado de 50 palabras o más, entre mono y bisilábicas que idealmente empiecen por vocal y contengan las letras que al niño menos le cueste pronunciar.
- – Repetición lenta de palabras
Lea una palabra en voz alta (de las de la lista anterior) y pronúnciesela al niño de manera larga y prolongada, con mucho aire durante la espiración y la pronunciación, sirviéndole de modelo.
Pídale (y cuide) especialmente que una todos los sonidos de las palabras, que no los separe. Asegúrese que prolongue todos los sonidos de la palabra y no sólo algunos.
El objeto de este ejercicio es enseñar al niño a pronunciar fluidamente todos los sonidos de una palabra, sin quebrar el flujo respiratorio durante la pronucniación. A la vez, se pretende enseñar al niño a tener control sobre los sonidos que pronuncia.
- Oraciones
Proceda de la misma manera que con las frases. Enséñele a tomar aire al final de algunas frases de una oración larga.
Insista en el trabajo ordenado y lento, paso a paso.
Cuando, finalmente, su lenguaje sea de una velocidad normal en las oraciones de trabajo, pase a la fase siguiente.
- – Párrafos
Los párrafos son secuencias de oraciones. Puede trabajarse leídos o hablados. Es importante recordar que se van a trabajar sólo durante los períodos de entrenamiento, que deberían ser ahora de 20 a 30 minutos, tres veces diarias.
Si repite, se bloquea o prolonga el sonido, interrumpa su habla en el instante mismo en que lo haga y pídale que deje de hablar, que respire profundamente y empiece de nuevo la misma frase u oración, respirando de la manera ya indicada.
- – Fluidez en el habla y respiración inicial
Cuando el niño esté hablando básicamente bien con este procedimiento, pídale que hable en bloques continuos de oraciones, sin interrumpir el flujo de aire y sin fraccionar palabras ni frases, respirando profundamente sólo al inicio de cada oración.
Extendiendo los resultados del tratamiento
a) Personas
- Tome la lista de personas ante quienes menos tartamudea el niño y programe sesiones de trabajo iguales a las descritas anteriormente, con cada una de ellas de manera individual -primero- y con varios de ellos juntos -posteriormente-, en grupos de dos y de tres.
- Cuando el niño ya esté hablando correctamente con las personas de la primera lista, tome la lista de las personas ante quienes el niño ha tenido más dificultades para hablar. Pídale inicialmente que imagine, durante las sesiones de entrenamiento que tiene a solas con usted, que está hablando con ellos, uno cada vez, empezando por aquél ante quien menos tartamudea el niño, para terminar con la persona que más lo provoca.
b) Situaciones difíciles
Practique el habla fluida del niño en los diferentes lugares y situaciones que anotó como difíciles.
c) Practique en lugares diferentes y variados
d) Ejercicios de visualización
Relaje al niño y pídale que imagine, lo más vívidamente posible, imágenes de sí mismo hablando fluidamente, delante de sus compañeros, de familiares y extraños. Descríbale situaciones específicas.
e) Finalmente, elimine la supervisión.